Por: Luis Augusto Venegas Gandolfo
Luego que la franquicia de Batman se desplomara luego de las dos últimas entregas estrenadas en la segunda mitad de la década de los 90s, se vio la oportunidad de volver a relanzarlo. Los superhéroes son una moda que no muere fácilmente y ya se sentía que Batman podía volver con mucha más “fuerza”.
Ésta nueva etapa del caballero oscuro dejaba con muchas dudas al público, luego de “Batman Robin” (1997), así que probablemente esperarían otro desastre cinematográfico.
El proyecto, para engañar a la prensa, llevaba el nombre de “Batman 5”. Esto lo hacían para no sospechar que sería un reboot de la franquicia. Cuando llegó el momento de presentarlo, se mostró con la idea de lanzar a un Batman mucho más real pero… ¿en qué sentido?
Totalmente “real”. Consideran en este universo a un posible Batman con villanos reales y no fantásticos (sin químicos, sin inmortalidad, sin poderes sobrehumanos) creando una historia de fuerza y estrategia, como si se tratara de una historia de un justiciero y un grupo de terrorista. Este toque tan visceral de Batman, nos mostró la parte humana de un Bruce Wayne traumatizado frente a una inmensa red de corrupción, llena de mafiosos e intelectuales psicológicamente perturbados por obtener su objetivo, crear justicia.
El director Christopher Nolan tuvo un acierto al presentar un contexto más violento y psicológico al crear a un Batman en formación, con debilidades y algunas heridas que aún no sanan.
Seré sincero, yo no tenía interés de ver una película que acontecía hechos previos a la primera película de Tim Burton. Porque sí, yo pensaba que era una película previa a la saga que ya se tenía años atrás; por lo que luego le dí la oportunidad y descubrí que era un reboot de la historia.
Cómo pensar que esta película iba a funcionar… fácil, el público había crecido y era tiempo de darle un nuevo rostro a los héroes. Ese rostro que era imposible presentar en los 80s o 90s. Sentir la psicología implantada por Frank Miller en “Año Uno” era necesaria para esta nueva generación de espectadores. Sin duda, una película que da el gran salto de Batman a la modernidad.
Los personajes de esta nueva etapa eran los necesarios. Algunos les hubiera encantado la aparición del icónico Guasón, pero este Batman aún no estaba preparado para algo tan grande. Se inició con Ra’s Al Ghul como un personaje mentor que apoya en la evolución de Bruce Wayne, pero que termina en un conflicto por la búsqueda de la verdadera justicia. Por otra parte, la presencia de Jonathan Crane (el espantapájaros) fue el logro de ese toque sórdido que necesitábamos para indicarle al espectador que este Batman no sufrirá solamente golpes.
No hay duda que esta película la puedo ver sin cansarme. Las buenas interpretaciones de Christian Bale, Cillian Murphy y Liam Neeson, han tomado el espíritu de éstos personajes icónicos y los han llevado a una nueva dimensión sensorial.
Sin duda, un gran renacer que debemos dar gracias a Joel Schumacher porque de un gran odio pueden salir cosas increíbles.
exorcine 