Año: 2013
Director : John Moore
Por: César Cortez G.
Conmemorando los 25 años, de una de las franquicias más memorables del cine, llega la quinta entrega de Duro de Matar, con todos los ingredientes que ya nos tiene acostumbrados, balas, golpes, sangre, y todo lo demás que han hecho que este título le tomemos el “cariño” que se merece.
Nuestro héroe John McClane (Bruce Willis), debe viajar a Rusia en busca de su hijo Jack (Jai Courtney), porque este está implicado en un asesinato. La acción empieza mientras Jack es procesado junto a un “capo” de la mafia rusa de nombre Komarov, ya que este último, tiene información secreta que podría implicar a un alto funcionario del país. Ambos logran escapar de la corte y es ahí donde padre e hijo se encontrarán y empezará una persecución para asesinar a Komarov, mientras John se entera que Jack es un espía de la CIA, cuya misión es proteger a su testigo de los asesinos y obtener la información que posee. Así que, como se imaginarán, “la mala suerte” de John McClane se desatará en territorio ruso.
John McClane es un ícono del cine, con muchos seguidores a nivel mundial, y me incluyo en la lista, pero por el bien de la saga, si hubiera una sexta parte tiene que tener un nivel similar a las demás, porque esta no está a la altura de ninguna de las cuatro anteriores. Si se hubiera llamado con otro nombre, creo que hubiera pasado como una película más de Bruce Willis, pero si se llama “Duro de Matar”, tienes una audiencia segura que irá a verla, al igual que una recaudación generosa. Pero como diversión y entretenimiento cumple con su objetivo eso sí, pero hay que respetar ciertos cánones que han hecho de este título parte de la historia del séptimo arte.
Al parecer, el mensaje “secreto” que encierra, al menos, las dos últimas entregas es la familia, ya que en la cuarta parte, vemos que nuestro héroe trata de hacer las paces con su hija y lo logra. Obviamente, luego de enfrentarse a cuanto delincuente tuvo en frente para poder rescatarla. Y ahora el mismo método se aplica en esta, ya que, además de ir a Rusia a ver el juicio que le hacen a su hijo, el otro objetivo es hacer los mismo con él, y el método empleado será el mismo: “acción = perdón y cariño”. Ya recuperó a sus hijos, ahora lo que falta es recuperar a su esposa, y si esa es la tónica de esta “trilogía”, habrá una eventual sexta parte, por favor háganla bien en serio, donde tendremos nuevamente un perfecto cuadro familiar.
En el fondo, no me pareció una buena idea pasar la acción a Rusia u a otro país, ya que esta, es una película “100% americana”, ya que pareciera que a donde va nuestro héroe, lo persigue una “nube negra”, donde todo termina en una balacera de proporciones “apocalípticas”. Claro que en ninguna de las historias el buscó “tales” problemas, solo se dio la ocasión y punto. Y eso es cierto. McClane tiene una muy “mala suerte”. Hay acción y a montones, por ejemplo, una persecución en auto muy notable en realidad, pasando por distintas calles de Moscú destrozando cualquier cosa que se presente en el camino. La vieja escuela estuvo presente en esta ocasión y eso es de resaltar, ya que con las nuevas tecnologías, se tiende a sobredimensionar las cosas y hacer que lo imposible parezca algo normal y rutinario como vimos en la cuarta parte. Lo que si me llamó la atención fue la figura de John McClane. Es el protagonista claro está, y sin él no hay película, pero aquí parece una combinación de Hulk con Terminator. Por más cosas que le suceda, nada lo hace flaquear. Ni siquiera sale cojeando por ejemplo, en un choque cuando se ha dado como cinco vueltas de campana, y solo tiene un poco de sangre en la frente. Y eso que se supone que está más viejo y en teoría más débil, pero así son las cosas en este género y se respeta, le duela a quien le duela.
Creo que más de lo que ya sabemos y hemos visto no se dará. Cambiará el escenario y la trama, pero el fondo seguirá siendo el mismo. Y eso es lo malo de llegar a una quinta parte como esta, donde prima la manera de contar la historia y los instrumentos para hacer de ella una buena película. Y eso es lo que le ha faltado a la cinta de John Moore, que la ha tratado como una película de acción más y no como una de “Duro de Matar”. En el futuro, hay que ver quien se pone detrás del lente, porque estas películas, y más si se han ganado el respeto de la audiencia, son para “cogerlas con pinzas”.
Calificación: 3 de 5